Category Archives: Conversaciones

Anécdotas Conversaciones Reflexiones

“Corto y cierto”

Por cada pensamiento que expreso, sea hablado o escrito, tengo al menos treinta más en la cabeza. Los trato de ignorar, pero es prácticamente imposible. Recientemente, he estado reflexionando mucho sobre mi nuevo rol profesional, en el cual admito tengo muy poca experiencia, pero estoy aprendiendo con gran intensidad y entusiasmo. El ritmo que he adoptado en las últimas semanas me ha hecho tener que asumir el rol “a rajatablas”, y es hoy que me doy cuenta que estar listo es una ilusión muy equívoca. Yo tenía una idea de lo que implicaba tener que resolver problemas, al menos como diseñadora, lo tenía dominado hasta cierto punto. Ciertamente, este mes me ha tomado desprevenida. Trabajar de cerca con la estrategia es, literalmente, mirar el otro lado de la moneda. Y es que manejar proyectos es una de esas cosas que sólo aprendes a posteriori. Olvídate de todos los artículos interesantes que te pueden dar una idea, tienes que vivirlo. No hay de otra.

Al terminar la semana, varios problemas se fueron resolviendo, con una combinación de maña y magia. Debo confesar que ambas pueden llegar a ser herramientas efectivas para uso constante. Para mí es importante desarrollar métodos a los cuáles aferrarse, pero hay veces que hay que darse la oportunidad de improvisar, de meter la pata, el codo y la cabeza hasta el fondo, y fallar. Hoy puedo decir que estoy muy orgullosa de mis errores en el corto tiempo que llevo trabajando en este nuevo rol, porque me han dado lecciones muy valiosas.

Pensé abundar de ellas en este post, pero voy a mantener el son del título que lo enmarca. Les cuento sobre ellas luego, en la marcha.

Anécdotas Conversaciones Reflexiones

Reinos fantásticos

Still de la película "Moonrise Kingdom", de Wes Anderson (2012).

Hace un par de días fui a ver la última película de Wes Anderson, Moonrise Kingdom, con una amiga. Siempre me han gustado las cualidades teatrales y las condiciones viscerales que demarcan los escenarios de sus películas. Ya lo iba viendo en The Royal Tenembaums y en The Life Aquatic with Steve Zissou, pero es en su película más reciente que parece haber una sinergía orquestrada sin esfuerzo, con resultados maravillosos. No sé si tiene que ver con que ha madurado como director (naturalmente, es una gran posibilidad), pero creo que una de las cosas que más me cautivó de la película fue el diseño de la producción, los ambientes, los detalles, fueran jugos en polvo, broches de perlas, o el uniforme de la tropa, por decir sólo unas pocas cosas sin arruinarle la experiencia de la película a nadie.

Los niveles en los cuales toda la simbología de la película se contenía en sí misma, y a la vez fluía, era impresionante. Aparte de la trama, la cual no recomiendo si sufres de vulnerabilidad emocional, yo quería vivir en la Isla de New Penzance. Puede parecer trillado, pero creo que la película logro crear un lugar fantástico en que todos los personajes tenían un lugar en el que “pertenecían”. Y un poco de eso pienso cuando comparo un lugar así con los lugares que habitamos todos los días, y lo incómodos e inhóspitos que pueden llegar a ser. Es casi como si quisiéramos torturarnos consistentemente con nuestros espacios de incomodidad, inseguridad y miedo.

Pensando en un plano más formal, los diseñadores, arquitectos, ingenieros, y otros profesionales cuyas prácticas se entrelazan con la creación de estos espacios; se deben a sí mismos y a sus respectivas comunidades o poblaciones para las cuales diseñan o construyen, un poco de imaginación de vez en cuando. ¿Será posible construir nuestros propios reinos fantásticos? ¿Podremos construir el lugar fantástico de otros?

Mi mentora me comentaba que los espacios dictan comportamientos. Esto es totalmente cierto; lo vivo todos los días. De la comodidad del hogar al estrés de guiar en las carreteras del país a un espacio de trabajo temporero en el que se escuchan los martillazos y de pronto huele a quemado, a salir de nuevo al estrés del carro en el tapón de la tarde, para volver al hogar. En mi caso, el hogar es mi cama extendida. Hace unos días mi hermano me ayudó a poner una hamaca en el balcón, para tratar de hacer ese espacio, que es tan mío, uno más habitable y menos ordinario. Sin embargo, realmente me debo a mí misma tratar de hacer de cualquier espacio que habito, uno fantástico.

Hablando de la gestión para concretar estos espacios, hace poco me llamó una amiga artista y diseñadora. Entre otras cosas, me estuvo contando de su proyecto para la Trienal Poligráfica del Caribe. Creo que su iniciativa muestra un acto deliberado de cambiar un espacio, pero me pregunto, ¿habrá convertido el Falansterio en un lugar más fantástico de lo que es o quizás lo hizo más cotidiano? Me encantaría ir a verlo y experimentarlo. Quiero poder crear estos lugares fantásticos, o de alguna manera contribuir a ellos.