Las noches en mi país nunca han sido muy claras, especialmente en el área metropolitana en la que vivo. Sin embargo, recientemente me he encontrado con espacios prestados a pantallas publicitarias que alumbran más que la aurora, o las luces del Estadio Hiram Bithorn. Me parece que la intensidad en la que enseñan los anuncios es exagerada, porque no han sido pocas las veces que me he quedado “cegada” por tal o cual anuncio que vi en el edificio de la Autoridad de Edificios Públicos—si suena irónico, es porque lo es. Estas pantallas digitales son sumamente peligrosas para los conductores, irresponsables en su manejo de la intensidad de la luz, lo que puede causar terribles accidentes automovilísticos y afectar la vida de los residentes que estén “bañados” de luces, como los dos condominios cerca del billboard en los predios de la Administración General de la Universidad Interamericana y contaminantes a la vista en general, al cielo y a la planificación urbana que está medio M.I.A. en este asunto.
Entiendo que estos últimos, al igual que arquitectos, funcionarios y demás profesionales directamente atados a velar porque el panorama del país sean sus cielos, sus valles, sus montañas… No sé en qué posición queda esto en su lista de prioridades, pero me preocupa que nadie le esté prestando atención a esto.
Hay muchos países que tienen regulaciones severas sobre la proporción de publicidad digital en las vías públicas. Este país no parece tener ninguna, aquí parece ser the more, the merrier. Esto me molesta pero en principio no veo una amenaza de alto riesgo. Sí es preocupante ir cubriendo nuestra ventana a la naturaleza con vallas digitales y análogas que enseñan producto tras producto. Menos cielo, montañas, valles, cosechas, playa. ¿Realmente vale la pena tener tantos?
Los que sí me preocupan son aquellas vallas digitales que parecen estar desreguladas, tan brillantes sus pantallas que pueden cegar a cualquier conductor y tener un accidente. Créanme, no necesitamos más distracciones en esta jungla, ya nosotros guiando como locos es más que suficiente.
¿A dónde me quejo? ¿Cuáles son los próximos pasos? Si sabes algo que yo no sé que pueda ayudar a este problema, déjame saber.