Aprender los trucos no duele


Nunca he sido de las que se mueren por texturas y truquitos de Photoshop. Al contrario, el uso y abuso de estos elementos me espantaba. Lo que todavía me espanta es que conocer suficientes de estos trucos puede ser confundido con saber diseñar. Esto no lo estoy diciendo desde un trono en donde me siento que soy la hostia del universo, y pretendo salvar el mundo. No voy a negar que mi ego estuvo un poco inflado cuando era más joven y tonta, pero ahora vengo desde el foro de la honestidad y con total humildad a decir que los trucos son muy válidos cuando son necesarios.

Yo solía pensar que si la idea ya se llevaba a cabo, no había la necesidad de “adornar” la aplicación con efectos o trucos. Soy un poco purista, lo admito. Y es que la línea entre algo estilizado con un propósito específico y un despliegue de filtros y efectos que no dicen nada es bastante fina.

Sin embargo, últimamente me he visto en la posición de repensar el efecto que puede provocar la estilización de un elemento casi imperceptible en el diseño de una interfaz, en mi caso específico, para una página web. Es aquí en donde me he tragado mis filosofías puristas y le he abierto la puerta a aprenderme esa tutoría para simular metal.

Sí, es posible que me incline a preferir ciertas páginas sobre otras por paleta de colores, uso tipográfico, capacidad de mostrar imágenes en alta resolución, ahora que hay tantos juguetes para verlas. Pero hay muchos otros elementos y procesos que entran en juego a la hora de tener una interfaz tan sólida que tienes millones de personas usándola todo el tiempo. Esos procesos fueron diseñados, pensados, repensados, probados, aprobados y reprobados, una y otra vez. En algún punto de todas esas iteraciones llegó la decisión de usar el efecto tal, la sombra tal, curvear el recuadro tal.

Me he dado cuenta de que el sentido de affordance de Don Norman en estos casos responde a estas estilizaciones. Ya los trucos no me duelen, pero tengo más presente en qué foros son casi necesarios, dentro de un contexto de diseño centrado en el usuario. Y es por esta línea que los quiero mantener. A mí que me dejen con mis formas planas, colores sólidos y constelaciones de combinaciones tipográficas medio bizarras, pero cada proyecto necesita que deje mis prejuicios a un lado a la hora de considerar el nivel de estilización necesaria en las aplicaciones para el usuario que las estoy diseñando. No todos tendrán los trucos, pero tampoco voy a desterrarlos sólo porque no me llamen la atención.