Los sueños


Hace unas semanas, salí con una amiga a la que no veía hace mucho tiempo. En tempranas horas de la madrugada, nuestra conversación giró en torno a los sueños de carrera. Ella me dijo que a una edad, se deja de soñar; lo había discutido con su mejor amigo. Me comentó algo muy interesante sobre su carrera versus lo que ella hace, lo que produce. Me dijo que su trabajo es su trabajo, y no tiene nada que ver con sus proyectos, en los cuales es excelente y visible en el campo en el cual se desempeña.

Me quedé pensando en esto porque yo no puedo desligar mi carrera de lo que hago. Es por esto que nunca quisiera dejar de tener ese tipo de sueños, aunque sea más joven. De igual forma, también conozco a personas mayores que yo, de la edad de mis padres, que no han dejado de soñar sobre los proyectos que quieren hacer, lo que quieren lograr, los próximos pasos, por más adversidad que hayan experimentado. También conozco a otros que no tienen idea de lo que harían si perdieran su trabajo actual, pues su trabajo es su vida, y nunca pensaron en un segundo plan. Es aquí que me pregunto si la frase ‘vivir para trabajar’ adquiere otro significado cuando uno logra vivir de aquello que le apasiona.

No le resto ningún mérito a los que tienen sus trabajos, en los cuales son diestros y súper eficientes, y tienen su pasión, desligada (y no tan desligada) de éstos. Pero aquellos que trabajan y de pronto no recuerdan la última vez que se delinearon un plan a corto o largo plazo sobre algo que les apasionaba, y lo trataron de llevar a cabo, me asustan. Yo no quiero verme desligada de los sueños de esos que me dan la energía suficiente para levantarme todas las mañanas para ir al trabajo. Esos sueños son los que me obligan a usar las ‘dos manos’, a tener los proyectos ‘por el lado’, que realmente son oportunidades para llegar a hacer de esos sueños, realidades. Hacer un merge de ambas es mi meta.