Yo necesitaba uno de estos hoy. Se me hacía casi imposible concentrarme, entre el Illustrator, el Photoshop, los diez drafts, la minuta, el checklist para la entrega de mañana, el chat de Gmail, Pandora, los veinte tabs de referencias para el website que estoy rediseñando, y el habla y habla, corre y corre, te miro y no te miro, te ignoro mientras miro mis monitores, de todos los días.
De pronto extraño el tiempo en que trabajaba por mi cuenta, en pijamas, acostada en mi cama. Sin embargo, recuerdo haber tenido días, en esos días, de querer vestirme, hacer el aguaje de peinarme, y ver gente. Estos días eran muy pocos, pero existían.
Sin embargo, hoy me alegro de haber soportado el día, porque al final del mismo, tuve una sesión muy productiva de retroalimentación de mis compañeros de trabajo. Yo creo que son bienvenidas y bienaventuradas todas las oportunidades en las que uno tiene la oportunidad de que otros ojos miren lo que tu mirada ya tiene bastante saturada. Nunca he sido de las que recibe crítica con desdén, si no es micromanagement, claro está.
No niego que el aislamiento, las burbujas, y las avestruces sean necesarias también. Si el diseño es un proceso de crear pensamiento para resolver problemas (Cross 1982), hay que tener los problemas bastante presentes. Es la única manera de comprenderlos. Para comprender a un nivel más allá de la simpatía, hay que sentir los mismos como si fueran propios (Köppen y Meinel 2012). Esta es una manera bastante simplista de describir el diseño empático, pero quería enunciarlo para no olvidarlo, como una nota, o un bookmark de esos miles que uno guarda para “ver luego”.
Aunque la tengo siempre presente, no había pensado seriamente en la empatía desde hace un par de años, cuando escribí una tesis sobre ella. Creo que volveré a ella, ahora que he encontrado fuentes más concretas sobre su relación con el diseño. Es curioso como cuando investigas sobre algo, parece que todo lo que lees tiene que ver. Esto no es totalmente cierto, pero en este caso, me parece que puede funcionar. No es posible diseñar sin empatía. Así de simplista soy. El aislamiento es necesario, pero sólo de vez en cuando. Ahora, ¿quién me regala la avestruz esa?